domingo, 4 de febrero de 2018

Arcos naturales de la provincia de Alicante

     Desde la antigüedad el hombre ha encontrado en la naturaleza modelos y referencias que le han servido de inspiración para resolver problemas y, de esta forma, mejorar sus condiciones de vida. La evolución humana se ha ido apoyando en una continua sucesión de experiencias, con éxitos y fracasos, siendo el balance final de logros positivo. Esto ha posibilitado a la humanidad satisfacer progresivamente sus necesidades y plantearse nuevos retos. Entre estos casos se puede citar la concepción y construcción de puentes.

      El hombre de cruzar un riachuelo por encima de un tronco caído pasó a provocar la caída de árboles y apoyarlos en piedras sobresalientes dentro del cauce, y a partir de aquí, a unir varios troncos para salvar ríos cada vez más anchos. De trepar por lianas o ramas enmarañadas de las copas de los árboles para salvar un curso de agua o un barranco, pasó a tejer fibras vegetales para fabricar cuerdas, que empalmadas y atadas a bases firmes en las orillas permitían un paso más seguro por el lugar más adecuado.


      Las rocas arrastradas por la corriente de los ríos y que sobresalían del nivel del agua ayudaban a vadear su curso. A partir de aquí la colocación de losas de piedra entre montones apilados sobre el nivel del río suponía otra alternativa de paso.

      Los primeros humanos también observaron los arcos naturales en las montañas. Normalmente su formación se debía a la erosión ocasionada por el viento y el agua que iban desgastando los estratos más blandos o poco cementados. El arco de piedra en el aire con un gran hueco en el centro parecía desafiar a la gravedad. Esta manera de salvar distancias parecía una solución más complicada, pero verían en la piedra un material más duradero, más estable y resistente frente a la madera que con el tiempo se descomponía y era más vulnerable a los agentes externos. La dificultad estribaba en la colocación y combinación de las diferentes piedras para mantener el equilibrio y la estabilidad. Tal vez ayudados por el barro y el adobe, primero experimentaron con la falsa bóveda donde las piedras van volando poco a poco sobre las inferiores. Más tarde, con la ayuda de un apoyo provisional inferior  las colocarían unas junto a otras de forma radial hasta lograr formar un verdadero arco. Las dimensiones de los grandes arcos naturales les proporcionaría una idea de las posibilidades de esta disposición.

   Aunque en la amplia geografía mundial existen arcos naturales muy espectaculares, en la provincia de Alicante contamos con algunos ejemplos bastante modestos, pero no por ello dejan de ser llamativos.


Los arcos "rebajados"  de la Sierra de Bernia


El arco de Santa Lucía de Penáguila. Vista general y detalle.


El “puente” de dos vanos de Castell de Castell



El arco de las Agujas o Frailes de Cuatretondeta. Vista general, “estribo” lateral y detalle.

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