lunes, 9 de enero de 2017

El puente de San Jorge (II). Preliminares, proyecto y construcción

Preliminares. (1)

          Según la ley de 29 de junio de 1.911 respecto a caminos vecinales y puentes económicos, y el reglamento para su aplicación de 23 de julio del mismo año, el Estado otorgaba subvenciones, previo concurso, a aquellas poblaciones que desearan mejorar sus accesos mediante la construcción de nuevos caminos y puentes.

          El Ayuntamiento de Alcoy decidió participar pues necesitaba un puente que, salvando el barranco del río Riquer, enlazara  el centro urbano con la 3ª zona de ensanche, la carretera de Játiva a Alicante y las estaciones de ferrocarril de Alcoy-Játiva y de Alcoy-Gandía, de manera que se acortara en más de la mitad la distancia que existía. El 25 de mayo de 1.914 se celebró un concurso y le fue adjudicada la subvención por ser el municipio que mayor tanto por ciento del total de la obra se comprometía a abonar (281.500 ptas).

          Después de este primer trámite era preciso presentar el proyecto. Este corrió a cargo del ingeniero municipal D. José Abad Carbonell. Luego se sacó a concurso para que varias empresas propusieran los precios y las condiciones de ejecución, teniendo en cuenta que debía tener una anchura de 8’50 m en la calzada y de 1’75 m en cada una de las aceras. Se convocó por concurso privado a las empresas: Anónima Claudio Durán (Construcciones Monier) de Barcelona, Constructora Bilbaína Sr Gili en Comandita de Bilbao y a D. Mariano Luiña de Madrid. El concurso tuvo lugar el 8 de diciembre de 1.914 y sólo acudió la sociedad “Constructora Bilbaína Sr. Gili en Comandita”, a la cual se le adjudicó. Las obras comenzaron por los estribos laterales. Sin embargo, la Jefatura de Obras Públicas no aprobó el plan por la falta de justificación del cuadro de precios y cubicaciones, así como por la carencia de cálculos de resistencia y por tener un presupuesto muy elevado (2.500.000 ptas). Por ello se devolvió el proyecto al Ayuntamiento en espera de las rectificaciones oportunas. Mientras tanto los trabajos se paralizaron.

          En julio de 1.923, aprovechando la presencia de la empresa constructora Erroz y San Martín de Pamplona que se ocupaba de los cimientos en la construcción de la Escuela Industrial, el Alcalde D. Rafael Pérez Martínez encargó a sus ingenieros un nuevo proyecto de puente.

          El proyecto fue entregado en febrero de 1.924 y redactado por los ingenieros de caminos D. Carmelo Monzón y Reparaz y D. Vicente Redón Tapiz con la colaboración del arquitecto Víctor Eusa. La Municipalidad les abonó por este trabajo 12.000 pesetas. Básicamente consistía en un viaducto de hormigón armado de tres bóvedas parabólicas y de 156 m. de longitud total. Su presupuesto ascendía a 1.336.824’53 ptas.

          A todo esto, el Gobierno fijó hasta mayo de 1.919 el plazo para la presentación de reclamaciones por parte de aquellos Ayuntamientos que, teniendo concedida la subvención, todavía no había realizado las obras. En caso de no presentarse perdían toda opción de ayuda económica. No obstante, más tarde se concedió una prórroga hasta octubre de 1.923. El Ayuntamiento presentó este proyecto fuera de plazo, por lo que le fue denegada la subvención estatal.

          Reunida la Corporación Municipal, consideró necesaria y urgente la construcción del puente ante la próxima inauguración del matadero municipal (ubicada al lado de la estación de Gandía) y la crisis de trabajo que padecía la ciudad. Este puente ya estaba incluido en el Plan de Ensanche y Rectificación de 1.875. Se acordó costear las obras totalmente con fondos municipales por medio de la concertación de un empréstito con el Banco de Crédito Local de España.

          De esta forma se contrató a la misma empresa Erroz y San Martín para la construcción del viaducto, encargándole la dirección facultativa a D. Carmelo Monzón. También participó el profesor de la Escuela de Caminos de Madrid D. Alfonso Peña Boeuf  como director de la obra.


Proyecto. (2)

          Entre las posibles soluciones se barajó la construcción un puente de piedra, uno metálico u otro de hormigón armado:
           El puente de piedra, dada la gran altura (40 m) necesitaría muchos arcos de pequeña luz, pilas de grandes espesores y fuerte cimentación a base de enormes zapatas escalonadas o incluso pilotaje; estéticamente sería inaceptable por su enorme masa. Incluso en las colecciones de modelos oficiales de puentes este material estaba descartado.
           El puente de tramos metálicos parecía  mejor solución que la anterior, pero tenía el inconveniente de que una vez construido exigía mayores gastos de mantenimiento. Comparando los modelos oficiales de puentes en arco de hormigón armado de J. E. Ribera,  y  la colección de puentes de tramos metálicos elaborada por Domingo Mendizábal, en el caso de las mayores luces, la relación del presupuesto total llegaba a ser 2’24 veces más caro el tramo metálico que el arco de hormigón armado con rebajamiento de ½. Dada la anchura de 12 m. necesaria para el tablero del puente,  el hormigón armado era el único que posibilitaba construir dos bóvedas separadas, pero arriostradas entre sí, sobre las cuales se podía apoyar  el forjado con vuelos considerables (2 m).

 
Alzado del proyecto del Puente de San Jorge

            La distancia de 156 m. que debía salvar, a una altura de 40 metros, se distribuyó en tres vanos de 46 m entre ejes, que correspondía al mínimo número de tramos con rebajamiento ½, apoyados en dos estribos y con dos pilas intermedias. El espacio comprendido entre el final del puente y la carretera Játiva a Alicante se rellenaría con un terraplén.

          Para la cimentación se propuso la construcción de zapatas, pues el terreno estaba compuesto de gravas y arcillas compactas que admitían una tensión de 3 kg/cm2.

          El estribo izquierdo quedaba embebido en el terraplén, compensando así el empuje de las tierras. El estribo derecho tomó la misma forma que las pilas en su parte vista, pero con un macizo en la cimentación que compensase la excentricidad del empuje horizontal del arco; se unía  a la ciudad por dos tramos pequeños, uno en arco y otro recto.

          Dado que la luz era superior a 30 metros, el arco se calculó por el método elástico, empotrado en sus dos extremos, siguiendo las fórmulas del  libro “Cálculo de Estructuras” del Sr. Zafra. Buscando la forma de la directriz del arco que más se adaptase a la curva de presiones en las bóvedas de los puentes de tímpanos aligerados, comprobaron que para una parábola de segundo grado, el espesor mínimo era de 1’30 metros, por lo que optaron por una parábola de cuarto grado que les permitía espesores algo menores de 1 metro y con hormigón poco armado (confirmando los criterios del francés Sejourné o del americano Cochrane). La  ecuación de la curva resultó ser

y = 0’0000267x4+0’0317x2

Las secciones fueron de 3’80x1’70 m en los arranques de los arcos disminuyendo hasta 3’00x1’00 m en la clave.

         Las pilas a partir del arranque del arco eran huecas, con el objeto de aligerar peso y disminuir la superficie de cimentación.

          En cuanto al sistema de andamiaje, dada la utilización de armaduras flexibles, se necesitaba que el encofrado de los arcos se apoyara sobre cimbras de madera. Estas cimbras estaban compuestas por pies verticales, empotrados convenientemente en el suelo, unidos por carreras horizontales y arriostrados con cruces de San Andrés, que triangulaban el sistema formando un solo cuerpo y dando mayor seguridad. Existía otra forma más barata que consistía en la construcción de castilletes unidos entre sí, pero tenía como inconveniente su falta de estabilidad. Además, uniendo lateralmente por el exterior a los pies derechos de la cimbra otros pies derechos más delgados, se formaban andamios que permitían realizar los encofrados para los detalles de ornamentación, así como de servir de paso a los trabajadores, que protegidos con sus correspondientes barandillas evitaban el riesgo de caídas; esto permitía trabajar a los obreros con más seguridad desde alturas considerables y mantener su buen rendimiento. Para el descimbramiento, operación siempre arriesgada, en estos pies derechos normalmente se intercalaban cajas de arena, que  al quitar los tacos que cerraban los orificios de salida se vaciaban poco a poco, y de esta forma permitía el descenso gradual y controlado de la cimbra.

          Al tratarse de un puente urbano se cuidó mucho la estética. Para dar mayor armonía al  conjunto se retocaron algunas formas de los elementos estructurales. El contorno de las bóvedas se suavizó en los arranques mediante un arco de círculo tangente a los paramentos de las pilas, con lo cual el espesor aumentó en esa zona hasta 1’70 m, favoreciendo el empotra-miento, mientras que dicho espesor disminuía progresivamente en dirección a la clave. En los tabiques o pantallas que arrancando desde el arco sostenían el tablero se mayoró su dimensión  por la parte externa para no contrastar con la gran masa de las pilas principales. La distancia entre tabiques se salvaba con bóvedas de hormigón de 50 cm. de espesor por la cara exterior para empotrar mejor los vuelos de las aceras (al final estos arcos  no se realizaron).


Construcción (1)

          El 27 de noviembre de 1.925 se efectuó el replanteo con el objeto de iniciar las obras a primeros de diciembre.

          Nada más comenzar la cimentación, que debía apoyarse sobre una capa de arcillas compactas, aparecieron en el subsuelo una red de galerías y alcantarillas que obligaron a buscar mayores profundidades y a aumentar de superficie las zapatas, ya que en algunos puntos la arcilla se encontraba descompuesta, y por tanto, la tensión admisible del terreno era menor que la considerada en proyecto.

Foto 1: Construcción del puente de San Jorge

          Ante el enorme terraplén que debía formarse en el costado del ensanche (unos 40 m. de alto) y la presencia de las alcantarillas citadas, el ingeniero director, en un proyecto complementario, propuso su parcial sustitución por dos tramos de vigas de hormigón armado de 18 m. de luz de cálculo. De esta forma se evitaba consolidar una gran masa de tierras, se salvaba el camino lateral del río, no era necesaria la expropiación de terrenos ni de fábricas y se eliminaba  la construcción de grandes muros para la contención de tierras. El presupuesto de esta reforma era de 260.431 ptas.
         
          Una vez realizadas las cimbras de los arcos, primero se hormigonó el arco de la derecha, luego el de la izquierda y por último el central. (3)

          Para el descimbramiento se empleó un método muy práctico y sencillo, sin necesidad de recurrir a las cajas de arena ni a otros medios auxiliares. Cada pie derecho estaba compuesto por tres tablones empalmados a tope y zunchados con abrazaderas metálicas. A la altura de 1 m. del arranque del arco se cortó el tablón central, dejando un espacio de 10 cm. Y rellenando el hueco con dos cuñas. El día del descimbrado se cortó en bisel, por golpes de azuela los tablones laterales de cada pie derecho, y colocándose  un obrero en cada  pie, fueron golpeando ligeramente las cuñas hasta el descenso de 1 cm, conseguido por el aplastamiento de los biseles laterales. Esta operación se repitió varias veces, a intervalos de media hora para acostumbrar el material. El descimbramiento del primer arco se consiguió en cuatro horas sin novedad. (3)

Foto 2: Detalle del andamiaje

          La obra estaba prácticamente terminada en 1.928. Sin embargo, problemas de consolidación del terraplén por la mala calidad del terreno y en la cimentación en el estribo izquierdo contribuyeron a añadir en un primer momento dos tramos rectos de hormigón armado con lo que se prolongó el tiempo de ejecución. Posteriormente se volvieron a añadir otros dos más siendo el total cuatro tramos rectos.

        También se varió el diseño de la parte superior del puente, sobre todo las formas de barandillas y farolas que el proyecto fijaba. Se optó por el nuevo estilo Art decó, corriente artística que comenzaba a tomar fuerza a partir de la Exposición Universal de París en 1.925.

          Por fin, el 26 de marzo de 1.931 se abrió al tráfico. (4)

          Su coste total ascendió a 2.647.154’35 ptas, casi el doble del presupuestado, causado en su mayor parte por los problemas del terreno, la sustitución del gran terraplén por cuatro tramos rectos de vigas y  la ampliación de la calle Santo Tomás donde se tuvieron que expropiar y demoler varias casas que impedían el paso hacia el puente.

Actualización
Para ver más fotos del puente de San Jorge pulsa aquí para enlazar con el blog "Alcoi en fotos: Passat i Present"

 Notas

(1) Carpeta XII. 4.1 –1; Sig: 5652; Nº Registro:CA-4509; Fecha: 1.737 – 1.934; Asunto: Puentes. Archivo Municipal de Alcoy.
(2) Monzón y Reparaz, Carmelo. Proyecto de Viaducto en Alcoy.1.924. Ayuntamiento de Alcoy.
(3) Peña Boeuf, Alfonso. Descimbramiento del viaducto de Alcoy. Revista de Obras Públicas.  1.927
(4) Ramos, Vicente. Historia de la provincia de Alicante y su capital. Excma. Diputación Provincial. Alicante 1.971.
Foto 1: Fototeca Archivo Municipal de Alcoy: Construcción del puente de Sant Jordi Signatura 03046. Casimiro Olcina.
Foto 2: Revista de obras públicas. Descimbramiento del viaducto de Alcoy. 1927   

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