La villa de Alcoy nació en 1.256 bajo el reinado de Jaime I,
como núcleo fortificado para controlar los territorios recién conquistados a
los musulmanes. Su fundación tuvo lugar en la confluencia de los ríos Molinar y
Riquer*, que dan lugar al rio Serpis o río de Alcoy. Los barrancos socavados
por estos ríos, que actuaban como fosos, junto con sus murallas, la convertían
en un núcleo de buena defensa. También
la ubicación de Alcoy en el corredor que une la ciudad de Valencia y Alicante,
le confería un alto valor estratégico.
Si bien la antigua y tradicional conexión entre Valencia y
Alicante, heredera de la Vía Augusta, se realizaba por Játiva, Font de la Figuera,
Almansa y Villena, a partir de los siglos XIV y XV, será cuando se
consolidará este corredor que
iniciándose en Játiva, pasaba por Alcoy
y Jijona. Esto fue debido a la creciente importancia de los centros de
población que conectaba, así como a la considerable disminución de la distancia
que suponía este trazado. Sin embargo, dada su estrechez en algunos puntos
tenía la consideración de camino de herradura.
El primitivo núcleo urbano tenía la
forma de triángulo o punta de flecha, apuntando al noreste, limitado por el
este por el río Molinar y, desde el oeste al norte, por el río Riquer que, a su
vez, recibía los afluentes Uxola y Benisaidó. La única zona donde no había
obstáculos orográficos era el sur.