lunes, 12 de diciembre de 2016

Viaducto de Canalejas (III): Construcción y posteriores actuaciones

Inicio de la obra

          Anunciada la subasta de las obras, quedó desierta la primera licitación, siéndole adjudicada en la segunda a D. Santiago Jordá Terol, en fecha de 9 de enero de 1.901. Las obras de ejecución dieron comienzo el 9 de marzo del mismo año. El  27 de abril se celebró el acto de colocación de la Primera Piedra con la presencia del Alcalde D. Severo Pascual Sarañana, la Corporación Municipal y demás autoridades junto al Sr. D. José Canalejas, promotor del proyecto. (1)

          El precio de contratación fue de 565.178’50 ptas el mismo que el del proyecto, que había sido actualizado en 1.899 (5). Se subcontrató con la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera la parte metálica, por un precio de 660 ptas/t de acero; y con D. Rafael Masiá y Botella las obras de fábrica.

          Como ingeniero contratista intervino D. Enrique Vilaplana, siendo el Director de las obras el propio D. Próspero Lafarga.

          Al principio de la obra ya se tuvieron problemas con el terreno, sobre todo en la ladera recayente al costado de  la población; al excavar se descubrieron unos conglomerados de gravas y arcillas con grande huecos y debajo margas flojas, por lo que se tuvo que bajar la cota de cimentación unos 5 m en el estribo y unos 3 m en la primera pila, hasta buscar las capas de arcillas duras. (3)

          Las pilas y estribos subían de mampostería ordinaria colocada con mortero de cemento lento, siendo los paramentos de sillarejo desbastado y encintado. Dada la gran altura de las pilas (la central de 54 metros) obligaba a construirlas con cuidado y a emplear cemento  Portland artificial. Los morteros se fabricaban con arenas gruesas perfectamente lavadas en unos cilindros de tela metálica. La proporción por m3 de mortero era de 450 kg de cemento, un metro cúbico de arena y 250 l de agua. (2)

          La obra se construyó sólo con andamios alrededor de las pilas y estribos. La instalación de un cable que cruzaba el valle junto a un sistema de tornos servía para poner en movimiento las vagonetas que repartían el material a las distintas pilas y a diversas alturas.

         Aún así la partida del presupuesto respecto a los medios auxiliares quedó corta. Esto, junto a las modificaciones que tuvieron lugar en la cimentación de las pilas y estribos motivó la realización de un nuevo proyecto reformado por valor de 635.273’48 ptas el cual fue aprobado en abril de 1.905. (6)


Lanzamiento de los tramos metálicos.

          Después de terminadas las tres pilas, el 7 de julio de 1.905, se procedió al lanzamiento de la parte metálica, llegando a la primera pila el 15 de julio y a la tercera el 10 de agosto (7). Todas estas operaciones fueron supervisadas por los ingenieros de la empresa Duro-Felguera que fueron D. José Menéndez y D. A. Jove. (1)

          Para ello, D. Próspero Lafarga realizó un estudio, publicado en la R.O.P. de 1.906, donde realizaba un análisis completo de las posibles formas de llevar a cabo el empuje o lanzamiento. (8)

          En  puentes con luces mayores de 20 m. era necesario llevar a cabo una serie de comprobaciones. En el caso del viaducto de Alcoy, se trataba de una viga continua de cuatro tramos, los dos centrales de 44 m. y los dos laterales de 36 metros. Los 50 metros que existían entre la rasante y el fondo del barranco hacían muy costoso el montaje del puente sobre andamios, por lo que  se decidió realizarlo por empuje.

          En primer lugar había que determinar los momentos flectores y esfuerzos cortantes a que iba estar sometida la viga durante la operación, comprobando que dichos valores no supe-rasen los obtenidos en el cálculo para el dimensionamiento de las piezas. Sin embargo, se podía admitir en estas operaciones temporales un incremento de un tercio sobre la tensión máxima de trabajo del metal, eso sí siempre muy por debajo del límite de elasticidad.

          La posición más desfavorable en el lanzamiento era justo antes de que apoyara la viga en la tercera pila, instante en que el tramo en voladizo es máximo y la longitud del tramo anterior que apoya también. Considerando un peso medio de 2.180 kg/ml. dichos esfuerzos eran superiores en algunos puntos.

          Las posibles formas para reducir estos esfuerzos eran los siguientes:
-  Reducir la distancia entre apoyos:
- Utilizar o levantar palizadas intermedias que dividieran la luz. Este caso sólo se        podía llevar a cabo si la altura al fondo del cauce era pequeña  (método utilizado por  D. Pablo Alzota en el puente sobre el río Guadalhorce).
- Utilizar andamios salientes sobre las pilas. Sin embargo, era un método caro y poco seguro.   
- Disminuir el peso de la parte volada:
- Aligerando el primer  tramo de todas  aquellas piezas que no perjudicasen la rigidez de las vigas principales.
- Adicionando un pescante (avanc-bec) en la parte delantera, de poco peso por metro lineal y con forma triangular. Convenía  que fuese del mismo material, aprovechando las cabezas  inferiores de los cuchillos, ya que si se montaba  un  postizo existía el  problema de su unión con el tramo metálico, así como el peligro de rotura.
- Aumentar las secciones más débiles para que pudiesen resistir, dentro de los límites de trabajo impuestos, los nuevos esfuerzos desarrollados. Estos refuerzos no era conveniente practicarlos en los tramos de un modo permanente,  pues esto significaba un aumento de peso, y como consecuencia un aumento en el coste.
- Sostener el tramo volado con cables que pasasen  por un caballete situado sobre la sección de apoyo correspondiente al máximo vuelo. Estos cables iban sujetos a dos  puntos simétricos  con relación  a  dicho caballete,  constituyendo los tirantes de una gran viga armada en el que el caballete hacía las veces de pendolón.
- En vigas de  grandes mallas con  montantes  comprimidos y  diagonales traccionadas  de los tipos Pratt o Linville,  era preciso su  refuerzo durante el lanzamiento,  pues las barras diagonales eran planas, y debido a los esfuerzos cortantes generados durante el empuje provocaba que inevitablemente se doblasen. Para ello bastaba con acodalar las dos cabezas con pares de tablones de suficiente escuadría,  de modo que la  celosía quedase comprendida entre ellos, y de esta forma disminuir los  grandes claros que separaban dichos montantes. Cada par de tablones se enlazaba con tacos y tornillos. Esta sencilla disposición daba gran rigidez al alma de las vigas, resultando sumamente económico este tipo de refuerzo.

          Normalmente se solía practicar una combinación de todos lo métodos indicados. En el caso concreto del Viaducto de Alcoy, se reforzaron con dos chapas de 8 mm las cabezas de las mallas 7ª y 8ª en su primer tramo. Se suprimieron algunas piezas para reducir peso en la parte volada (placas combadas de piso, andenes, volados, barandillas y la mitad de los largueros), de forma que el peso quedó reducido a 800 kg/ml. Se empalmó un pescante en su extremo de 8 m. de longitud y 400 kg/ml, pero cuando…”estaba ya a punto de franquear el rodillo de apoyo de la segunda pila, comenzó a doblarse ligeramente impidiendo el movimiento del tramo, y creando una situación crítica por el temor de que al continuar la flexión pudiera romperse dicho avanc-bec, poniendo en peligro el viaducto. Por medio de gatos se consiguió enderezar el avanc-bec y completar el corrimiento del segundo tramo; más el que suscribe, desconfiando de su efecto, ordenó quitarlo, sustituyéndolo por otro formado por piezas del mismo puente...”, para lo cual bastó con aprovechar la cabeza inferior de la viga tal como estaba y disponer en forma triangular la primera malla, aligerando completamente la segunda o más mallas, según la longitud que se necesitó, de todos los largueros y viguetas, y arriostrando simplemente los pisos superior e inferior con cruces de San Andrés. Además también se acodaló la cabeza superior e inferior de la estructura con montantes verticales, ya que el esfuerzo cortante debido al corrimiento era superior al de servicio.

          Los detalles que se debían tener en cuenta en todo  lanzamiento eran:

- Dimensión de las flechas: era necesario calcular la flecha máxima del extremo, para dar al tramo la inclinación necesaria para evitar que tropezase con la pila. Además era conveniente realizar un seguimiento de las flechas que fueran resultando, para que comparadas con las calculadas comprobar que se estaba dentro de los límites, ya que en caso contrario anunciaría algún peligro sobre la estabilidad de la viga. En el caso del Viaducto, las flechas teóricas para un tramo intermedio y de orilla eran de 0’178 y 0’136 m respectivamente; y en la realidad fueron 0’162 y 0’124 m.

- Desnivelación de los apoyos: era preciso el estudio, en caso de dudar de la consistencia del terreno, de los efectos que en el trabajo del metal podría producir la desnivelación de los apoyos, fijando el límite a partir del cual esta desnivelación podría resultar peligrosa. El Viaducto estaba cimentado sobre arcillas compactas por lo que no se daba el caso.

- Acción del viento: Sobre todo en valles muy descubiertos. Para evitar las oscilaciones del tramo volado se debía sujetar el extremo por medio de cables a puntos fijos de la ladera situados a nivel con el puente. También podía provocar el desplazamiento del tramo sobre los rodillos de apoyo, y para evitarlo lo mejor era suspender el corrimiento cuando el viento soplaba muy fuerte, y por medio de castilletes de traviesas o pedazos de tablón, se calaban con cuñas dichos tramos hasta que incidieran sobre estos castilletes. En general, las secciones de las cabezas de las vigas eran suficientes para contrarrestar la flexión debida al viento. En cambio, las piezas de arriostramiento horizontal eran más débiles. En Alcoy, llegaron a doblarse ligeramente estas piezas, lo cual no era de extrañar, pues eran barras planas, al haberse calculado este arriostramiento como una viga sistema Pratt de montantes comprimidos y diagonales estiradas. Debieron haberse realizado con secciones perfiladas.

- Rodillos de lanzamiento: Durante el lanzamiento los distintos puntos de la cabeza inferior de la viga debían soportar el peso de toda la parte volada en el instante en que pasaba sobre el rodillo colocado en la pila.
“…En las celosías modernas, en las cuales la triangulación es de grandes mallas, se verifica, que el peso total que se transmite, en un momento dado, al punto medio de la porción de cabeza inferior comprendida entre dos nudos consecutivos, obligando a dicha cabeza a trabajar a compresión simple, como formando parte de la estructura del puente, y por otro a la flexión al considerarla como una viga aislada, soportando en su punto medio el peso total del tramo volado…”
Por ello, en vez de emplear un solo rodillo en el apoyo, se utilizó “…un sistema de rodillos oscilantes, sobre el cual se reparte el peso total. El número de rodillos debe fijarse con la condición de que constantemente caiga un rodillo en las inmediaciones de un nudo.
En el Viaducto de Alcoy se han adoptado cuatro rodillos, cuya disposición aparece en la figura adjunta. Cada par de rodillos está montado sobre un eje, pudiendo oscilar alrededor de él, consiguiéndose por este medio que la cabeza inferior del tramo esté siempre en contacto con las llantas. Los balancines correspondientes a cada par de rodillos se apoyan a su vez en una capa de palastro que gira también alrededor de un eje fijo en la pila, resultando de esta disposición que el peso total se transmite con toda exactitud al eje de la expresada pila.
Los rodillos oscilantes que se concluyen de describir, no sólo responden a disminuir la luz que existe entre dos nudos sucesivos, sino que se emplean también para imprimir movimiento al tramo durante el lanzamiento.
Para ello se une a sus ejes una palanca que se maniobra desde el piso superior de los tramos. Esta palanca se hace solidaria a los ejes por medio de un trinquete o carraca.
Antiguamente los corrimientos de los puentes se hacían con cables y cabrestantes. Este procedimiento está lleno de inconvenientes y peligros y va cayendo en desuso.
Durante el avance de los tramos, los sirve de guía la calle que forman las dos hileras de roblones que comprenden los rodillos. Es, pues, preciso que la llanta de éstos, no sólo quepa dentro de dicha calle, sino que deje un huelgo de un centímetro, por lo menos, por cada lado.
Para corregir las desviaciones que en su dirección puedan sufrir los tramos, basta interponer una cuña de hierro entre en roblón y la llanta de un rodillo, con cuyo obstáculo no tardan aquellos en recobrar su verdadera dirección.
Los distintos palastros de la cabeza inferior dan lugar a escalones que se salvan poniendo una cuña de unos 15 cm. de longitud, del ancho de la llanta del rodillo, y del espesor del palastro que forma el escalón. Esta cuña no debe ponerse a tope en el escalón que se trata de salvar, sino separada de él un centímetro, con objeto de dejar suficiente espacio al alargamiento que sufre la cuña por efecto del laminado a que se la somete…”.

- Descenso de los tramos: Lanzado el viaducto, era preciso quitar las capas de rodillos oscilantes que sirvieron para el lanzamiento, y sustituirlas por los rodillos definitivos que habían de quedar en la obra.
Para llevar a cabo esta operación, fue ante todo necesario proporcionar a los gatos que habían de sostener los tramos sólidos punto de apoyo, y para ello se sustituyeron los montantes del arriostramiento inferior situados encima de cada pila, por vigas en I. Esta sustitución se hizo, como es lógico, antes de principiarse el lanzamiento.
Los gatos empleados eran hidráulicos, de 50 t. de potencia y 0’16 m. de excursión en su émbolo.”

Detalle de balancín (8)

Terminación (3)

         El plazo de terminación fue varias veces prorrogado debido a problemas de expropiaciones en las laderas del barranco y “...a pequeños entorpecimientos imprevistos para la confección y colocación de barandillas y columnas de hierro, colocación y tendido de las cañerías de agua y gas ...”
   
          Las pruebas de carga se realizaron los días 12 y 13 de enero de 1.907. “...se cargó todo el viaducto y sus andenes con una capa de arena uniformemente repartida de 0’25 m de espesor equivalente a 400 kg/m2, cuya carga se dejó 3 horas obteniéndose una flecha en los dos tramos centrales de 0’019 m. y de 0’014 m. en los laterales. Se procedió a cargar sucesi-vamente la mitad del viaducto o sea, los tramos 1º y 2º, y el 3º y 4º, después obteniendose una flecha máxima de 0’020 metros. De esta prueba quedaron cargados toda la noche. La prueba dinámica se llevó a cabo haciendo entrar en el viaducto dos filas de carros de 8 t. de peso. Estos carros ocuparon la primera de las dos mitades del viaducto. Registradas las flechas ob-tenidas la máxima fue de 0’022 metros. Avanzaron los carros hasta quedar ocupado el viaducto en su totalidad con 32 carros, y medidas rigurosamente las flechas, la máxima fue de 0’02 metros...”

          El 24 de febrero de 1.907 fue inaugurado el viaducto. (9)
          
          Los gastos totales ascendieron a 610.644’10 ptas.


Foto 1: Vista general

Posteriores actuaciones (10)

A los pocos años de su inauguración se tuvo que elevar la altura de las barandillas metálicas debido al gran número de suicidios.

          Ya a principios de los años ochenta del siglo pasado, dados los problemas de movimiento de laderas, el mal estado de la estructura metálica con desprendimiento de roblones y la necesidad de ampliar el tablero 1’50 m a cada lado, el M.O.P.U. realizó un proyecto de consolidación y reforma. Su dirección corrió a cargo de  D. José C. Toro Criado. El presupuesto ascendía a 272.643.740 ptas.

          La actuación consistía en terraplenar el cauce hasta una altura prudente para frenar los posibles deslizamientos tanto en el Tossal como en la parte de la plaza España. Además se practicó en la parte superior de las laderas anclajes (de doble protección) del terreno por medio de pretensado hasta una profundidad media de 50 m.

          Los nuevos tramos metálicos conservaron la misma longitud pero aumentaron su anchura en 3 m. La doble celosía fue sustituida por cruces de San Andrés, con el objetivo de cuidar al máximo la estética del conjunto y respetar en lo posible el proyecto original. El material utilizado fue el acero Corten, altamente resistente a la corrosión.

          El 17 de septiembre de 1.985 se comenzó a quitar el primer tramo y el 25 del mismo mes se terminaba de colocar el último tramo de los nuevos.
 

Foto 2: Descenso de los tramos


Actualización:
Para ver más fotos sobre la evolución del Viaducto pulsa aquí para enlazar con el blog "Alcoi en fotos: Passat i Present".

 Notas
(1)  Vicedo Sanfelipe, Remigio. Guía de Alcoy.1925
(2) Lafarga, Próspero. Revista de Obras Públicas. Viaducto de Alcoy sobre el rio Molinar. Año 1.902
(3) Carpeta XII. 4.1.1 –1; Nº Registro: CA –4.511; Sección: 5.654; Fecha: 1.898 – 1.902; Asunto:Viaducto. Archivo Municipal de Alcoy.
(4) Lafarga, Próspero. Viaducto sobre el rio Molinar, 1.898. Archivo General de la Administración. (4)07 SIG 24/1843 y 1844
 (5) Lafarga, Próspero. Viaducto sobre el rio Molinar, Replanteo. 1.899. Archivo General de la Administración. (4)07 SIG 24/1803.
(6) Lafarga, Próspero. Viaducto sobre el rio Molinar.1.905 Archivo General de la Administración. (4)07 SIG 24/1805.
(7) Periódico “Heraldo de Alcoy”. Año 1.905.
(8) Lafarga, Prospero. Lanzamiento de puentes metálicos. Revista de Obras Públicas. Diciembre 1.906.
(9) Ramos, Vicente. Historia de la provincia de Alicante y su capital. Exma. Diputación de Alicante. Alicante. 1971
(10) Periódico “Ciudad”. Artículos de los días 31-5-84, 4-7-85, 26-9-85 y 17-10-85
Foto 1: Sig.00197;M.A.M. 1/50. Alcoy: Viaducto de Canalejas y el Tosal. Año 1.921. Museo Arqueológico. Tarjeta postal de Alcoy; Papelería “La Antigua”.
Foto 2: Periódico “Ciudad”. 

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